A eso de las 3.30 de la tarde casi no había gente por Peña Prieta y me fui por la acera del sol.

Mientras andaba, pensaba en crear un espacio de luz y a su vez me venían pensamientos sobre lo que iba a cocinar mañana…

Y de repente me paré y me pregunté a mi misma: ¿ Cómo estás ? ¿Qué sientes ? ¿Qué sensaciones físicas tienes ahora?.

Y en ese instante empecé a notar un vacío, una angustia….. y después comencé  a cantar y salían melodías inventadas combinadas con otras conocidas y eso se mezclaba con el pasado el presente y el futuro.

El sol me daba de frente y no me dejaba ver pero yo sabía que iba caminando a paso seguro.

Fue muy triste darme cuenta que solamente con la imagen de una persona se abría el dolor,  


Me dije :

“ahora mismo habito una pérdida y un duelo y  no sé lo que durará, pero asumo y veo que ya no está esa persona y que necesito mucha calma y darme tiempo para sanar.”

Ahora me doy cuenta de que la calma me trae más calma y que puedo crear un mundo luminoso si yo me lo propongo. 

Le puse voz y creación a mis angustias y dolores, que son los mismos: la pérdida de seres queridos o pareja, y el distanciamiento del lugar de mis raíces.

No le suelo poner mucha voz a esto y menos voz cantada al sufrimiento.

 

Me salían melodías hermosas y con semitonos. Mi mente iba más allá y hasta me nació el anhelo de encontrar un instrumento musical para acompañarme.

 

 No sé si seré capaz de repetir muchas veces esta experiencia.

Llegando al metro y cercana a la gente ya no podía seguir cantando.

A veces hay que alejarse del mundo para poder

auto-conectarnos sin censura.

 

 

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