Yo no estoy aquí para convencerte de que cantando se vive más feliz y de que se curan los males, (aunque hay algo de cierto en ello porque la realidad es que después de cantar nos sentimos mejor de ánimo).
Tengo que decir que la pedagogía del canto no se detiene en absoluto en estas cuestiones; solamente tiene en cuenta parámetros técnicos musicales como la afinación, la articulación, la impostación, la respiración etc…y en esto yo me perdí durante años, debajo de una enorme capa de exigencia, para alcanzar el sonido ‘ideal’, ‘bello’, ‘redondo’ ‘adelante’… metas y más metas.
La técnica es un medio, una herramienta al servicio del arte.
Y el uso de la técnica debe ir acompañado del hecho de que somos personas, no somos máquinas de fabricar sonidos que además deben de ser o sonar de una determinada manera.
Porque lo más bello de este arte es poder disfrutarlo plenamente, sin tantos juicios, y tantas exigencias que no ayudan a sacar la voz, ni a alcanzar notas agudas, ni ayudan en nada, todo lo contrario; nos quitan el espacio que necesita el aire para poder circular y vibrar y resonar en todo nuestro cuerpo.
Estos juicios, estas exigencias nos quitan el placer de cantar, y esto puede generar miedo, vergüenza y frustración.
¿Qué imagen tienes de tu voz? ¿Cómo crees que tienes que sonar?.

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